El universo de Alfred Hitchcock es tan extenso como admirado y el aplauso tanto del público popular como de los defensores del cine de culto dan cuenta de la unicidad de la cinematografía de un director que logró impregnar sus obras de un indiscutible carácter atemporal y multidisciplinar.
En el 40º aniversario del fallecimiento de Alfred Hitchcock, muchos son los homenajes, tanto en versión escrita como en formato de ·maratón televisivo·, que ensalzan y recuerdan la siempre reconocible figura del cineasta británico.
No hay título que no destaque dentro de la cinematografía de Hitchcock, el maestro del suspense y un referente entre los años 40 y 60. No obstante, diez son las películas que, por amalgamar a la perfección los ingredientes de una película hitchcockiana, forman parte de este particular homenaje al director londinense en el 40º aniversario de su muerte.
“THE MAN WHO KNEW TOO MUCH” (1934) y (1956)
Llamar a las puertas de Hollywood no es tarea sencilla y menos para un director europeo. Un sello muy marcado o una obra maestra deben acompañar a cualquier cineasta que quiera llamar la atención de la meca del cine y Hitchcock, obviamente, tenía los dos.
Una historia de espionaje, secuestros y, algo muy del cine hitchcockiano, personajes descontextualizados y víctimas de una confusión marcan la trama de una película inglesa que tuvo tanto éxito que el productor David O. Selznick le ofrecería a Hitchcock un contrato de exclusividad en Hollywood y éste, años después (1956), volvería a rodar la cinta, bajo sello estadounidense, con James Stewart y Doris Day como protagonistas.
“SUSPICION” (1941)
Un tren -elemento identificativo del cine de Hitchcock- sirve de escenario para el encuentro entre un aprovechado Johnnie Aysgarth (Cary Grant) que utiliza sus encantos para engatusar a la ingenua Lina McLaidlaw, interpretada por una magnífica Joan Fontaine -quien se llevaría el óscar a mejor actriz por este papel-.
Una historia con tintes románticos que, como es habitual en Hitchcock, acaba diluida en el suspense y la sospecha por parte de la siempre bella protagonista de que su nuevo acompañante planea acabar con ella para beneficiarse de su herencia.
“SPELLBOUND” (1945)
El trauma de la Segunda Guerra Mundial provocó un gran interés en los años 40 por la psicología. Bajo esta premisa, “Spellbound” se convirtió en una de las primeras superproducciones que trató el psicoanálisis y la enfermedad mental a través de, una vez más, una complicada e intrigante relación entre una psiquiatra (Ingrid Bergman) y su nuevo jefe (Gregory Peck), del que se enamora y al que la amnesia le obliga a analizar sus sueños para determinar su papel en un asesinato.
“NOTORIOUS” (1946)
Aguda y efectiva en sus planos, “Notorious”, protagonizada por Cary Grant, Ingrid Bergman y un maravilloso Claude Rains, muestra el poder de la imagen, por encima del de la palabra, y la destreza de un cineasta que sabe lo que hace detrás de la cámara para conseguir que el elemento visual cuente y lo haga de manera contundente.
Una obra de arte sin precedentes que logra combinar de manera sublime una idílica pero complicada historia de amor con la oscuridad y el turbio contexto del espionaje nazi.
“UNDER CAPRICORN” (1949)
Con ciertos ecos de la siempre identificable “Rebecca” (1940), una convulsa y prohibida relación amorosa sienta las bases de un drama reposado en el que Hitchcock encuentra placer en las tomas largas, a las cuales saca partido para abordar la historia de Charles Adare (Michael Wilding), que vuelve a Australia para descubrir que su amor de la infancia, Lady Harrietta (Ingrid Bergman), se ha convertido en una alcohólica y esconde, como suele ser habitual en el cine hitchcockiano, oscuros secretos.
“DIAL M FOR MURDER” (1954)
Si alguien se pregunta cómo se manejan los tiempos de una narración, además de ver a Christopher Nolan, no tiene más que acudir a “Dial M for murder” y tomar nota de cómo el cineasta británico ralla la excelencia a nivel técnico para contar la historia de un calculado crimen que llega a ser perfecto, no en el resultado sino en el efecto sobre el espectador.
“VERTIGO” (1958)
La psicología vuelve a la pantalla a través uno de los más grandes títulos del universo Hitchcock, “Vertigo”, considerada como una de las mejores películas de la historia del cine. La manera que tiene de absorber al espectador, incluso desde los títulos de créditos, crea un precedente sin igual que da valor a la definición de ‘genio del suspense’.
Hipnótica y cargada de simbolismo, la cinta, que cuenta la historia del atormentado detective Scottie Fergusson (James Stewart) -que sufre de vértigo-, vuelve a jugar con el amor prohibido y a ahondar en la psicología de los personajes para crear un universo oscuro y lleno de suspense que llega incluso a generar ‘vértigo’ en sus espectadores.
“NORTH BY NORTHWEST” (1959)
El entretenimiento más puro hecho película. “North by Northwest”, interpretada por Cary Grant y Eva Marie Saint, vuelve a tirar de la confusión, el malentendido y, por qué no, las risas y un ritmo frenético para crear una emocionante obra de suspense que marcó la transición de la década de los 50 a los 60.
“PSYCHO” (1960)
Poca gente habrá que no reconozca este título o que no recuerde la famosa escena de la ducha con Janet Leigh, que ya forma parte de la historia del cine.
Sin embargo, más allá de terror que genera “Psycho”, lo admirable de esta cinta es la habilidad de mezclar el horror de un inquietante personaje como Norman Bates (Anthony Perkins) con el chispeante entretenimiento de una historia con uno de los giros argumentales más audaces que el cine ha dado.
“THE BIRDS” (1963)
Surrealismo, una rubia con traje verde (Tippi Hedren) y un turbador grupo de aves son los ingredientes para crear un filme cuya simpleza y sensación de terror se consigue gracias a una extraña premisa y a la utilización del ·fuera de campo·.
El secreto, como en muchas obras de Hitchcock, reside en aquello que no se ve en pantalla, aquello que bulle (como el resonar del aleteo de los pájaros) fuera de plano y provoca una sensación tan angustiosa como placentera en el espectador. Así es el mundo de Hitchcock, extraño, absorbente y visualmente placentero.
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