viernes, 8 de mayo de 2020

La Obediencia es Incómoda, pero eso es Bueno






“Cuando (los sabios) ya se habían ido, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo» Así que se levantó cuando todavía era de noche, tomó al niño y a su madre, y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes”. Mateo 2:13-15a (NVI)
José y María tuvieron que dejar muchas cosas debido a su jornada de fe. Ellos dejaron todo lo que conocían cuando se dirigieron a Egipto. Y en cierta forma, lo que estaban sacrificando era su comodidad a un nivel muy profundo.
A menudo no es cómodo confiar en Dios y seguir su plan, debido a que nos sentimos cómodos con las cosas equivocadas. Nos sentimos cómodos con nuestros pequeños hábitos y rituales, las cosas que nos detienen donde estamos en lugar de llevarnos a donde Dios quiere, para que crezcamos.
Si entregas tu salud a Dios, probablemente significará que debes renunciar a algunas de tus comidas favoritas. Si le entregas tus finanzas a Dios, probablemente eliminarás algunas cosas de tus gastos.
No es cómodo romper un hábito. Es incomodo enfrentar un miedo. Es incomodo ir a algún lugar en el que nunca has estado o perdonar a quienes te han herido. Pero crecer y cambiar siempre viene a través de hacer esas cosas incómodas, y eso es bueno.
Pero, si no tomamos esas decisiones, continuaremos aferrándonos a algo que nos hace sentir cómodos y terminaremos dándole la espalda a Dios, quién es la fuente del bienestar.

La Biblia dice, “Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación” 2 Corintios 1:3 (NVI). Nota: Consolación es sentirte cómodo, o tener bienestar.
Te invito, como nunca antes, a reconocer que Dios es Dios de todo bienestar. Y en esos momentos cuando quieres darle la espalda a ese viejo hábito, tu antigua manera de vivir te intentará retener, habla con Dios y dile: “Dios, dame tu consolación”. 
Reflexiona sobre esto: 
  • ¿Cómo puedes demostrarle a Dios que quieres crecer más en lugar de querer estar cómodo?
  • ¿Qué hábitos están evitando que seas obediente a Dios?
  • ¿Cómo has visto que Dios trabaja en ti cuando eres obediente a hacer algo que te hace sentir incómodo al principio?

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