José y María tuvieron que dejar muchas cosas debido a su jornada de fe. Ellos dejaron todo lo que conocían cuando se dirigieron a Egipto. Y en cierta forma, lo que estaban sacrificando era su comodidad a un nivel muy profundo.
A menudo no es cómodo confiar en Dios y seguir su plan, debido a que nos sentimos cómodos con las cosas equivocadas. Nos sentimos cómodos con nuestros pequeños hábitos y rituales, las cosas que nos detienen donde estamos en lugar de llevarnos a donde Dios quiere, para que crezcamos.
Si entregas tu salud a Dios, probablemente significará que debes renunciar a algunas de tus comidas favoritas. Si le entregas tus finanzas a Dios, probablemente eliminarás algunas cosas de tus gastos.
No es cómodo romper un hábito. Es incomodo enfrentar un miedo. Es incomodo ir a algún lugar en el que nunca has estado o perdonar a quienes te han herido. Pero crecer y cambiar siempre viene a través de hacer esas cosas incómodas, y eso es bueno.
Pero, si no tomamos esas decisiones, continuaremos aferrándonos a algo que nos hace sentir cómodos y terminaremos dándole la espalda a Dios, quién es la fuente del bienestar.
La Biblia dice, “Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación” 2 Corintios 1:3 (NVI). Nota: Consolación es sentirte cómodo, o tener bienestar.
Te invito, como nunca antes, a reconocer que Dios es Dios de todo bienestar. Y en esos momentos cuando quieres darle la espalda a ese viejo hábito, tu antigua manera de vivir te intentará retener, habla con Dios y dile: “Dios, dame tu consolación”.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Cómo puedes demostrarle a Dios que quieres crecer más en lugar de querer estar cómodo?
- ¿Qué hábitos están evitando que seas obediente a Dios?
- ¿Cómo has visto que Dios trabaja en ti cuando eres obediente a hacer algo que te hace sentir incómodo al principio?
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