El cuarto paso bíblico hacia la restauración de las relaciones es confesar tu parte en el conflicto.
Si en realidad quieres restaurar una relación, debes comenzar admitiendo tus propios errores o pecados. Jesús lo dijo de esta manera, para dejar las cosas más claras: “Primero quita el tronco de tu ojo; después verás lo suficientemente bien para ocuparte de la astilla en el ojo de tu amigo” Mateo 7:5 (NTV).
Ya que todos tenemos puntos ciegos, puedes necesitar preguntarle a una tercera persona que te ayude a evaluar tus propias acciones, antes de encontrarte con la persona con quien tienes el conflicto.
También, pídele a Dios que te muestre, cuanto del problema es tu culpa. Pregúntale, “¿Soy yo el problema? ¿Estoy siendo poco realista, insensible o demasiado sensible?”. La Biblia dice, “Si decimos que no pecamos, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros” 1 Juan 1:8 (PDT).
La confesión es una herramienta poderosa para la reconciliación. A menudo la forma que manejamos un conflicto, crea una herida más profunda que el problema en sí mismo. Pero cuando comienzas a reconocer tus errores humildemente, eso apacigua el enojo de la otra persona y desarma su ataque, porque estaba posiblemente esperando que estuvieras a la defensiva.
No pongas excusas ni hagas acusaciones. Simplemente aprópiate de forma honesta, de cualquier parte en la cual hayas participado dentro del conflicto.
Acepta la responsabilidad de tus errores, y pide perdón.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Cuáles crees que son algunos pasos importantes en la auto-evaluación, especialmente cuando se trata de conflictos con otros?
- ¿Por qué es tan difícil identificar nuestras faltas y pedirle a alguien más que las identifique por nosotros?
- ¿Cómo el pedir perdón ayudó a desactivar el enojo en tus conflictos pasados?
No hay comentarios:
Publicar un comentario