POR RICK WARREN — FEBRERO 27, 2023
“El que habla sin pensar hiere como un cuchillo, pero el que habla sabiamente sabe sanar la herida”. Proverbios 12:18 (TLA)
Cuando planees confrontar amorosamente a alguien, después de haber comprobado y corregido tu motivación, entonces podrás planificar tu presentación. Tienes que pensar en lo que vas a decir (asegúrate de que la otra persona esté descansada), como lo vas a decir (comunícalo bien para que sea bien recibido).
Tengo mucha práctica en confrontaciones amorosas y he descubierto que hay tres puntos que funcionan muy bien si quieres que el mensaje llegue a la persona que amas.
- Dilo con tacto.
Proverbios 16:21 dice, “Los sabios son conocidos por su entendimiento, y las palabras agradables son persuasivas” (NTV). Nunca se es persuasivo cuando se es agresivo. Si lo dices ofensivamente, entonces será recibido a la defensiva. Pero cuanto más agradables sean sus palabras, más persuasivo será.
- Dilo con amor.
Pablo dice en 2 Corintios 6:13, “Les ruego por lo tanto, como un padre ruega a sus hijos, que me abran su corazón, como yo lo he hecho con ustedes” (DHH). Nunca uses la verdad como una vara. ¡No golpees a la gente con la verdad! Lo dices de una manera amorosa. ¿Y cómo sabes si lo dices de forma amorosa? Cuando es para su beneficio, no el tuyo.
- Dilo suavemente.
Gálatas 6:1a dice, “si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad” (NTV). Ser amable significa que bajas la voz cuando hablas con alguien y muestras humildad. Tal vez incluso calificas tu enfoque: “puede que esté totalmente equivocado en esto, pero…” o “Ciertamente no soy perfecto. Tengo muchos problemas en mi vida”.
No entres como el disciplinario. Declare suavemente cómo todos necesitamos ayuda en algún momento, y expresa tu amor y preocupación por la persona.
Cuando planees cómo vas a confrontar a alguien amorosamente, recuerda esta ecuación: Verdad + Tacto + Tiempo = Transformación.
Reflexiona sobre esto:
- Piensa en las veces que has respondido bien a la disciplina o a la confrontación. ¿Qué hicieron las personas que te confrontaron para que pudieras escuchar y entender lo que decían?
- ¿Cuál de estos atributos —ser diplomático, ser cariñoso o ser amable— no te resulta fácil? Ora y pídele a Dios que te ayude específicamente en esa área.
- ¿Por qué es importante pensar cuando vas a confrontar a alguien?
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