José Grasso Vecchio.- El crecimiento económico se refiere a la expansión de las capacidades productivas de una economía para así generar la mayor cantidad de bienes y servicios. Para que ello sea posible se requiere dotación de capital, mano de obra calificada y tecnología, operando en un entorno de garantía del Estado de derecho. De acuerdo con la teoría económica, el crecimiento es posible cuando se combinan e integran eficientemente los factores de producción: capital, trabajo y tecnología.
En las primeras etapas del crecimiento resulta fundamental la acumulación de capital, principalmente en industrias claves como la del acero, textil, aluminio, entre otras. Sin embargo, lo que actualmente está moviendo las economías es el progreso técnico y la innovación, de manera tal que cuando se hace la descomposición de las llamadas fuentes del crecimiento, sobresale el progreso tecnológico.
El crecimiento económico está asociado básicamente a dos elementos, entre otros. En primer lugar, la calidad de la educación, principalmente en las carreras de ciencia y tecnologías aplicadas y en segundo lugar, un entorno de apoyo del Estado al emprendimiento y un clima institucional propicio a la inversión. Esa es la gran lección que se puede extraer de los países del sudeste asiático que de la pobreza en los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, han saltado al desarrollo económico, con niveles de vidas que se asemejan al de los países históricamente de mayor desarrollo.
En el caso venezolano hoy día existe atención al microcrédito y financiamiento a emprendedores. En el primer caso, son empresas pequeñas (menos de 10 trabajadores) y en el caso de emprendedores el primer paso es estar inscrito en el Registro Nacional de Emprendedores (https://emprenderjuntos.gob.ve) y luego acudir a cualquier banco público o privado.
Una economía en crecimiento significa que al generarse más bienes y servicios al mismo tiempo aumenta el ingreso nacional y de esta manera se crea la primera condición para superar la pobreza, tal como ha venido sucediendo en China e India, donde millones de hogares han dejado de ser pobres gracias a un vigoroso y sostenido crecimiento económico.
En el caso de Venezuela, la fase de fuerte expansión de la economía claramente comenzó con la explotación del petróleo a partir de 1914 por parte de las compañías, una vez que el país se integra territorialmente y desaparecen las guerras civiles. El choque que significó la instalación en Venezuela a comienzos del Siglo XX de la industria más moderna de la época implicó una dotación de capital impresionante dispuesta a extraer el recurso mineral más apreciado antes y ahora. El crecimiento que reflejó la economía entre 1920 y 1958 se debió a la mayor extracción de petróleo cuya producción alcanzó su máximo en 1970 con aproximadamente 3.700.000 barriles por día y fue así porque el precio era bajo y estable bajo cualquier patrón de comparación. Es decir, el crecimiento obedeció a la acumulación de capital en petróleo que luego el Estado transformó en ingresos fiscales en la medida que la producción subía y de esa manera se pudo financiar otra vertiente del capital, la infraestructura física, la educación, la salud y los servicios públicos.
Los tiempos han cambiado pero el petróleo es y seguirá siendo el motor de arranque de la economía venezolana. No obstante, sostener el crecimiento significa hacer más cosas como por ejemplo crear capacidades en dos sectores donde hay ventajas claras como son algunas manufacturas intensivas en energía y el sector agroalimentario, para lo cual el financiamiento bancario resulta fundamental. Similarmente, Venezuela obligatoriamente tiene que prepararse para montarse en la ola de la digitalización, y aprovechar su potente capacidad de crear valor y trabajos bien remunerados. En el año 2022 la economía venezolana registró un crecimiento del 15% y este año 2023 continuará el crecimiento. En tal sentido, deben hacerse todos los esfuerzos para asegurar que continúe para el 2024 y siguientes y ello, es posible.
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