POR RICK WARREN — SEPTIEMBRE 1, 2023
“Corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante”. Hebreos 12:1b (NTV)
Una de las señales de que la envidia está en tu corazón y necesitas eliminarla es que utilizas constantemente esta frase: “No es justo”. “¡No es justo que él pueda hacer eso y yo no!”. “No es justo que para ella sea fácil y para mí no”. “No es justo que sus hijos reciban el premio y los míos no”. “No es justo que ellos puedan permitirse esas vacaciones y yo no”.
La envidia es en realidad una batalla con Dios. Estás en una guerra con Dios cada vez que envidias. Porque lo que estás diciendo es, “Dios, lo arruinaste. No lo hiciste bien. No tuviste el cerebro suficiente para hacerme como debo ser. Porque si realmente me amaras, no me hubieras hecho a mí. Me habrías hecho otra persona”.
Y Dios dice: “¿Qué? ¡Si no te hubiera hecho tú, no existirías!”.
El problema con la envidia es este: No confías en Dios. No crees que Él tenga su mayor interés en tu Corazón. No crees que Él te conozca mucho más que tú, sobre lo que es mejor para ti.
El problema con la envidia es este: No confías en Dios. No crees que Él tenga en el corazón lo mejor para ti. No crees que Él sepa más que tú sobre lo que es mejor para ti.
Hay cosas en tu vida que no tienes porque Dios conoce la razón por la que no deberías tenerlas. Hay algunos talentos que Dios no te dio. Hay algunas oportunidades que Dios no te da. Y hay algunas experiencias en la vida que no tienes.
Puedes confiar en Dios o agitar el puño con rabia. Sin embargo, Dios es más inteligente que tú y conoce mejor las cosas. ¡Él conoce lo mejor!
Dios ha dado a cada uno de nosotros una carrera para correr. No puedes correr la carrera de nadie más, ni nadie más puede correr la tuya. Puedes correr tu carrera, o puedes cambiar tu propia carrera. Eso es lo que la mayoría de las personas hacen —ellos cambian sus propias carreras en la vida y después se preguntan porque se estrellan con callejones sin salida.
Dios quiere que corras la carrera que tiene para ti. Es un plan diseñado a medida para tu vida. Cuando te concentras en la carrera de Dios, no necesitas preocuparte por la carrera que todos los demás están corriendo. No te molestarán las multitudes que animan o abuchean en las gradas. Vives para una sola audiencia: Dios.
La Biblia dice en Hebreos 12:1b, “Corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante” (NTV). Cuanto más entiendas tu llamado de Dios, menos te preocuparás por lo que Dios ha llamado a hacer a otras personas.
El tiempo que gastas envidiando otras personas es tiempo perdido. Tan solo sé quien Dios quiere que seas.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Cómo respondes a un niño que dice: “Eso no es justo”? ¿Qué puedes aprender de tu propia respuesta a ese niño?
- ¿Confías en que Dios sabe mejor lo que necesitas? ¿Por qué sí o por qué no?
- ¿Qué te ha llamado Dios a hacer y a ser? ¿Qué estás haciendo ahora mismo para trabajar por esos objetivos y centrarte en la carrera que Dios ha planeado para ti?
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