No cambie lo mejor de Dios por cosas de menos valor.
15 de noviembre de 2023
Los principales sacerdotes eran los agentes de poder de su tiempo. Tenían autoridad espiritual sobre los israelitas e influencia entre los romanos que gobernaban el país. Cuando el Señor Jesús se convirtió en una amenaza, negociaron con Judas para que los soldados romanos lo arrestaran.
El gobernador, Pilato, trató al Señor Jesús como lo habría hecho con cualquier otro prisionero judío: hizo que fuera azotado y llevado ante la multitud para un “juicio”. Dos veces, Pilato señaló que no podía encontrar motivos para acusar al Señor (Jn 19.4, 6). Aun así, cedió a las exigencias de los sacerdotes y ordenó a sus soldados que crucificaran a un hombre inocente.
Los sacerdotes acentuaron su disgusto con el Señor Jesús prometiendo fidelidad a César. En ese momento, violaron el primer y el segundo mandamiento para lograr sus objetivos (Ex 20.3-7). Estos hombres olvidaron su compromiso y prometieron lealtad al rey equivocado. Pero es importante recordar que en lugar de juzgarlos o declararlos irredimibles, el Señor Jesús se dirigió a la cruz para morir por nosotros y por cada persona que lo condenó ese día.
Biblia en un año: Hechos 14-15
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