POR RICK WARREN — ENERO 7, 2024
“Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor entre muchos hermanos”. Romanos 8:29 (NTV)
La meta de Dios siempre ha sido hacerte como Él. Dios quiere que seas como su Hijo. En otras palabras, quiere que crezcas espiritualmente.
La Biblia dice: “Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor entre muchos hermanos” Romanos 8:29 (NTV).
Como pastor, la pregunta número uno que me hacen es esta: “¿Por qué me está pasando esto a mí?” Te diré por qué: es para ayudarte a crecer.
De hecho, todo en la vida puede ayudarte a crecer espiritualmente: lo bueno, lo malo, lo feo, las cosas que te provocas a ti mismo y las cosas que otras personas te hacen. Dios no es el autor del mal. Pero Dios puede sacar algo bueno de las cosas malas.
Cada situación en la vida te amargará o te hará mejor. Es tu decisión cómo eliges responder. En lugar de preguntarte: “Dios, ¿por qué me está pasando esto a mí?” Pregunta: “Dios, ¿qué quieres que aprenda de esto?”
Cada problema tiene un propósito: ayudarte a crecer espiritualmente y ser más como Jesucristo.
Entonces, si uno de los propósitos de tu vida es crecer espiritualmente y llegar a ser como Jesús, ¿cómo es Jesús? Basta con mirar el fruto del Espíritu. La Biblia dice: “La clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio” Gálatas 5:22-23 (NTV). Estas son las cualidades que Dios quiere desarrollar en ti.
¿Cómo produce Dios esas cualidades y te ayuda a crecer espiritualmente? Él te enseña estas cualidades al ponerte en situaciones exactamente opuestas.
Dios te enseña a amar poniéndote cerca de personas desagradables. Él te enseña la alegría en medio del dolor. Dios te enseña la paz cuando estás rodeado de caos. Él te enseña paciencia cuando parece que la línea en la que estás parado continúa para siempre.
Dios te enseñará estas cualidades a lo largo de tu vida, y el proceso tomará el resto de tu vida. Pero puedes confiar en que, sea lo que sea que enfrentes hoy, Él lo usará para ayudarte a desarrollar profundidad espiritual y llegar a ser más como Cristo.
Reflexiona sobre esto:
- ¿En qué tipo de situaciones te ha hecho Dios más como Cristo?
- ¿Por qué crees que tantos cristianos siguen siendo espiritualmente inmaduros?
- ¿Qué prioridad tiene el crecimiento espiritual en tu vida? ¿Cómo podrían cambiar tus prioridades?
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