Miremos más allá de las dificultades de hoy y confiemos en el Señor, quien está obrando para nuestro bien.
El dolor puede servir como una advertencia de que algo en el cuerpo está mal. Sin embargo, después de una lesión física o una cirugía, la incomodidad suele ser parte de la recuperación. En esos momentos, muchos podrían dejar que el dolor les impida trabajar durante el proceso de rehabilitación. Por esa razón, los fisioterapeutas desafiarán con frecuencia a sus pacientes a que vayan más allá de su zona de confort. Saben que un buen resultado depende de algo más que soportar el dolor una o dos veces y luego renunciar antes de que haya recuperación.
La rehabilitación exitosa depende de la esperanza del paciente; en otras palabras, deben mirar más allá de sus incómodas o dolorosas circunstancias actuales.
Isaías reconoció que incluso los jóvenes fuertes tienen limitaciones (Is 40.30). Se quedan sin energía. Tropiezan. En contraste, el profeta señaló que Dios nunca se cansa, ni hay límites para su entendimiento (Is 40.28). Por comprender nuestro cansancio, nos llama a esperar en Él (Is 40.31). Nuestro Padre se da cuenta de que esperar puede ser incluso más incómodo espiritual y emocionalmente que tratar de superar el agotamiento con nuestras propias fuerzas. Pero la esperanza y la confianza en Él pueden ayudarnos a perseverar y, con el tiempo, crecer más de lo que imaginamos.
Biblia en un año: GÉNESIS 32-35
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