POR RICK WARREN — FEBRERO 23, 2024
“Observé todo lo que ocurría bajo el sol, y a decir verdad, nada tiene sentido, es como perseguir el viento. Lo que está mal no puede corregirse; lo que se ha perdido no puede recuperarse”. Eclesiastés 1:14-15 (NTV)
El tercer resultado del pecado es el área de las emociones. El pecado causa angustia emocional y frustración.
Salomón escribe mucho acerca de ello en Eclesiastés: “Observé todo lo que ocurría bajo el sol, y a decir verdad, nada tiene sentido, es como perseguir el viento. Lo que está mal no puede corregirse; lo que se ha perdido no puede recuperarse” Eclesiastés 1:14-15 (NTV).
Quiere decir que, como ser humano, parece no tener sentido porque no podemos cambiar el pasado y tampoco controlar el futuro. Todo el mal que le hemos causado a otros ya no puede cambiarse y todo lo que nos han hecho mal, no podemos cambiarlo.
Y no podemos controlar el futuro. Muchas de las cosas importantes en la vida no se pueden controlar. El mundo no puede ser arreglado por medio del esfuerzo humano.
¿Podemos salir y hacer bien al mundo? Si ¿Debemos? Si ¿Debemos aliviar el dolor? Por supuesto.
Pero el mundo está irremediablemente descompuesto, servimos a otros para aliviar el dolor, para sanar a la gente, para ayudarles a seguir adelante. Pero no nos hagamos ilusiones, no estamos trayendo el Reino a la tierra, esto no es el cielo. Nuestro trabajo final es llevar a la gente a un lugar perfecto ¿Debemos intentar mejorar al mundo? Sí ¿Podemos esperar que sea perfecto? No, el daño es demasiado para poder ser reparado.
Porque ese daño es muy profundo, nos estresamos —porque las cosas no funcionan correctamente, no tenemos suficiente tiempo para hacer todo lo que queremos, las cosas se nos interponen en el camino. Hay retrasos y dificultades, callejones sin salida y por supuesto, frustración.
Alguna vez has planificado un gran evento y pensaste: “¡Esto va a ser fenomenal!”, luego cuando terminó dijiste: “¿Eso fue todo?”. Muchos pasan planeando su boda un año entero y esta se realiza en una hora.
El hecho es que tenemos la sorprendente habilidad de sobreestimar qué tan felices seremos con una persona, un evento o una propiedad. No solamente nos decepcionamos por eventos o con personas en nuestra vida, nos decepcionamos de nosotros mismos.
¿Por qué? Porque esto no es el cielo. Todo en el planeta está descompuesto. Nada trabaja a la perfección debido al pecado.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué o a quién has culpado por las relaciones rotas o las decepciones en tu vida?
- ¿Qué cosa, evento o persona crees que te hará feliz? ¿Cómo crees que Dios quiere que cambies tu punto de vista?
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