Si usted confía en Dios, no hay límites para lo que Él puede hacer en su vida.
Cuando pasamos tiempo con Dios en su Palabra, su presencia saturará nuestro corazón, haciéndonos dóciles y sensibles. Pero así como una relación humana puede enfriarse a menos que la alimentemos, el corazón puede endurecerse poco a poco cuando no estamos buscando pasar tiempo con Dios. Para que nuestro corazón se mantenga blando y receptivo, debemos responder obedientemente, y con prontitud, a lo que el Señor nos diga que hagamos.
Si usted cree que Dios está guiándole en una dirección determinada, tómese el tiempo para buscar seriamente lo que Él dice sobre el asunto, y escuche su respuesta. Luego, evite ocuparse de algo que no haya sido lo que Él le llamó a hacer en un comienzo. Sería trágico trabajar arduamente haciendo lo que usted y otros consideran bueno, solo para descubrir que logró algo que no era la intención de Dios.
Resistir al Señor equivale con frecuencia a archivar sus propósitos para nuestra vida. Lo cual nos hará sentir que nos falta algo. No hay sustituto para la voluntad de Dios, incluso cuando su plan parezca difícil o imposible. Pero cuando usted se acerca confiadamente a Dios con un corazón dispuesto a servir, no hay límite para lo que Él puede lograr. Así que, dé un paso en obediencia hoy y diga: “Señor, quiero hacer tu voluntad, pase lo que pase”.
Biblia en un año: ISAÍAS 1-3
No hay comentarios:
Publicar un comentario