El anciano agradecido
En una conversación entre el intelectual francés, Ignacio Ramonet, y el inmenso Gabriel García Márquez, el Gabo expresó esto, que me causó risa.
"Desde muy joven quise vivir en Cartagena –me contó–. Y cuando tuve el dinero, me puse a buscar una casa allí. Pero siempre era demasiado caro. Un amigo abogado me explicó: 'Creen que eres millonario y te aumentan el precio. Déjame buscar por ti'. Unas semanas después, encuentra la casa, que en ese entonces era una vieja imprenta casi en ruinas. Habla con el propietario, un ciego, y entre ambos acuerdan un precio. Pero el anciano pone una exigencia: quiere conocer al comprador. Viene mi amigo y me dice: 'Tenemos que ir a verlo, pero no debes hablar. Si no, en cuanto reconozca tu voz, triplicará el precio… Él es ciego, tu serás mudo'. Llega el día del encuentro. El ciego empieza a hacerme preguntas. Le respondo con una pronunciación indescifrable… Pero, en un momento, cometo la imprudencia de responder con un sonoro: 'Sí'. '¡Ah! –salta el anciano–, conozco esa voz. ¡Usted es Gabriel García Márquez!'. Me había desenmascarado… Enseguida agrega: 'Vamos a tener que revisar el precio. Ahora, la cosa es diferente'. Mi amigo intenta negociar. Pero el ciego repite: 'No. No puede ser el mismo precio. De ninguna manera'. 'Bueno, ¿cuánto, entonces?' –le preguntamos, resignados–. El anciano reflexiona un instante y dice: 'La mitad'. No entendíamos nada… Entonces, nos explica: 'Ustedes saben que tengo una imprenta. ¿De qué creen que viví hasta ahora? ¡Imprimiendo ediciones piratas de las novelas de García Márquez!'".
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