No todos quieren verte llegar.....

CUANDO EL CAZADOR DEVORA A LOS SUYOS

En las llanuras salvajes de África, la supervivencia no es poesía: es hambre, colmillos y sangre.

La imagen de una hiena alimentándose del cadáver de otra hiena no es solo un acto de brutalidad animal… es un espejo incómodo de la realidad.

Las hienas viven bajo reglas simples y despiadadas: el más fuerte sigue, el más débil cae y nada se desperdicia. No existe la moral, solo la necesidad. Allí, la lealtad se rompe cuando el estómago manda. Ver a una hiena devorar a una de las suyas no es traición ni maldad: es supervivencia pura.

Y aunque nos incomode admitirlo, la vida humana muchas veces funciona igual.

No siempre quienes deberían cuidarte lo harán.

No siempre quienes ríen contigo celebrarán tu éxito.

A veces, los mismos que caminan a tu lado hoy serán los primeros en aprovecharse de tu caída mañana.

En el trabajo, en las amistades, incluso en la familia, la envidia, la ambición y el ego pueden convertir a aliados en depredadores. Sonrisas que esconden dientes. Apoyos que se evaporan cuando ya no eres útil.

La diferencia es una sola:

👉 los humanos tenemos elección.

Podemos actuar por instinto… o por conciencia.

Podemos devorar a los nuestros… o protegerlos.

Podemos vivir para ganar solos… o crecer sin destruir.

Moraleja:

No todo el que camina contigo quiere verte llegar. Algunos se alimentarán de tu debilidad en cuanto la huelan. Por eso, protege tu espíritu, cuida tus sueños y sé sabio al confiar.

Sé cauteloso, pero no pierdas tu humanidad.

Sé fuerte, pero no cruel.

Y sobre todo, no te conviertas en presa… ni en depredador de los tuyos.

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