El analista Luis Vicente León considera que “mientras más fuerte sea el deterioro, más primitiva sea la economía y más autocrático se vuelva el gobierno, la probabilidad de su permanencia en el poder se amplifica”.
En un artículo de opinión publicado este domingo en el Diario El Universal, León precisa que “la primitivización, producida por el modelo intervencionista y controlador del chavismo, ha venido acompañada por un aumento del control social del gobierno y la amplificación de la dependencia de la población más pobre a ese mismo actor que la empobrece”.
“Si bien la crisis es muy severa, las políticas sociales han crecido en términos de penetración. El programa de reparto de comida barata a través del sistema CLAP, controlada por el sector militar, llegó a atender al 73% de la población y el reparto de esas bolsas y cajas de comida está condicionada al “buen” comportamiento de la población”, explica Luis Vicente León.
Agrega que “el fracaso de las acciones de protestas masivas a principios del año pasado tiene que ver mucho con la ausencia de participación de los estratos más pobres (y también masivos) y generaron frustración y desánimo, lo que hace más difícil la reedición de la protesta como pivote de la acción opositora”.
Considera, además, que el conjunto de sanciones promovidas por Estados Unidos es poco probable que se traduzcan en un cambio de gobierno en Venezuela, sin olvidar que son un factor de mayor empobrecimiento de la población. “Deben explicar por qué esas mismas acciones no funcionaron para sacar a los gobiernos sujetos a sanción en muchos países donde han sido utilizadas”.
Acota que en el contexto de las negociaciones “el gobierno podría estar dispuesto a hacer cesiones de muchas cosas, menos de su cabeza”.
“Resulta que en esa primitivización, el gobierno es el único capaz de conseguir algo de oxígeno de sus aliados. Y es además el único que tendrá algo que vender, aunque sean migajas”, agrega.
“¿Puede ser distinta esta historia? Claro. Si la acción internacional se convierte más bien en una fuerza que eleva el poder de negociación de la oposición y obliga al gobierno a buscar mecanismos de negociación política, que no comprometen su cabeza, pero si le presionan a abrir espacios para el rescate de la democracia a futuro y se plantean los mecanismos de reducción del costo de salida de ese gobierno, entonces, y sólo entonces, podríamos ver una luz al final del túnel”, concluye León.
El Universal
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