RICK WARREN |
“En el agua se refleja el rostro, y en el corazón se refleja la persona.” (Proverbios 27:19 NVI).
La Biblia usa el término “corazón” para describir el conjunto de deseos, esperanzas, intereses, ambiciones, sueños y afectos que tienes. Tu corazón representa la fuente de todas tus motivaciones: lo que te gusta hacer y lo que más te importa. Incluso hoy usamos la palabra de esta manera cuando decimos: “Te amo con todo mi corazón”.
La Biblia dice que lo que hay en tu corazón revela lo que realmente eres: “En el agua se refleja el rostro, y en el corazón se refleja la persona.” (Proverbios 27:19 NVI).
No eres lo que otros piensan que eres o lo que las circunstancias te obligan ser. Tu corazón es el verdadero tú. Determina por qué dices las cosas que dices, por qué te sientes como lo haces, y por qué actúas como lo haces.
Físicamente, cada uno de nosotros tiene un latido cardíaco único. Así como cada uno de nosotros posee huellas digitales, huellas oculares y huellas de voz únicas, nuestros corazones laten en patrones ligeramente diferentes. Es sorprendente que de todos los miles de millones de personas que han vivido, nadie haya tenido un latido del corazón exactamente como el tuyo.
Del mismo modo, Dios nos ha dado a cada uno un latido emocional único que se acelera cuando pensamos en los temas, actividades o circunstancias que nos interesan. Nos preocupamos instintivamente por algunas cosas y no por otras. Estas son señales para saber dónde deberías estar sirviendo.
Otra palabra para corazón es pasión. Hay ciertos temas que te apasionan profundamente y otros que no te tienes interés alguno. Algunas experiencias te encienden y captan tu atención, mientras que otras te apagan o te aburren hasta las lágrimas. Mientras crecías puedes haber descubierto que estabas intensamente interesado en algunos temas que no le importaban a nadie más en tu familia.
¿De dónde vinieron esos intereses? ¡Vinieron de Dios! Él te los dio por una razón, y quiere que los uses para servir a los demás.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué temas, actividades o causas te apasionan? ¿Cómo estás invirtiendo estas cosas para la gloria de Dios?
- Considera las cosas que consumen gran parte de tu tiempo y energía. ¿Están alineadas con tu latido emocional?
- ¿Por qué Dios querría que te apasionen las formas en que lo estás sirviendo?
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