jueves, 19 de septiembre de 2019

La dignidad es sagrada


 Paolo Montanari Tigri

Paolo Montanari Tigri
Uno de los errores más graves y más frecuentes de esos políticos de pocos quilates que están mandando en el país, es menospreciar la capacidad intelectiva del pueblo. Eso sucede cuando con naturalidad y con mucha énfasis engañan  a la gente, le mienten, le esconden la verdad, sub estimando su capacidad  de entender, falsamente convencidos de que obrando así, logran ganarse su consenso. Craso error, porque ese pueblo no es ningún pendejo y con esa sabiduría sencilla y campechana sabe perfectamente lo que esta pasando en el país.  Y lo  sabe, entre otras cosas, porque es el primero que sufre en carne propria todos los problemas que esos políticos alevosos pretenden ocultar o disfrazar bajo esas motivaciones aparatosas pero carentes de lógica.
Yo se que buscar a quien echarle la culpa de lo que pasa siempre ha sido una prerrogativa connatural del hombre. Comenzó Eva echándole la culpa a la serpiente… siguió Adán echándole la culpa a Eva y de allí hasta nuestros días se ha vuelto normal en todos los seres humanos carentes de hombría, buscar a quien echarle la culpa  por las equivocaciones cometidas.
Por supuesto, donde más está arraigada esa falta de honradez   –  porque
tratar de echarle la culpa a otros en lugar de asumir su propias responsabilidades es falta de honradez   –   es en el ambiente político y el prototipo de esos embaucadores es sin duda alguna el “castrismo” el cual, desde hace más de medio siglo, con distintos matices, con diferentes dialecticas pero con los mismos argumentos trillados, le está echando la culpa al imperialismo americano por la miseria, por el hambre y por el fracaso de la revolución cubana.Claro está que en la isla caribeña la pobre gente, so pena de ir presa o algo peor, no tiene otra alternativa que aceptar como cierto lo que dicen los que están mandando! Que más remedio!
En un país medianamente democrático, en cambio, donde cada quien puede expresar sus propias opiniones y disentir de lo que dice el político de turno, pretender buscar excusas vacuas frente a situaciones de emergencia y disentir de lo que dicen, no solamente no tiene sentido sino que surte el efecto contrario. Lo peor que pueda haber entonces en el trato entre un líder político y las masas, es sub estimar la capacidad intelectiva de la contraparte.
Es una postura afrentosa, ofensiva, de ostentada e inoportuna superioridad. Y eso no puede y no debe ser! El pueblo acepta y hasta necesita de promesas durante la campaña electoral para que la esperanza de mejorar su condición tenga algun soporte, así sea ilusorio y fugaz, pero durante el ejercicio del poder, es decir cuando esas promesas deberían concretarse, exige la verdad, quiere transparencia, no admite mentiras y, sobre todo no tolera menosprecio, porque no está en juego solamente su supervivencia sino y sobre todo su dignidad y con eso no se puede jugar!
Desde Italia  –   Paolo Montanari Tigri

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