“Dios mío, tú fuiste quien me formó en el vientre de mi madre. Tú fuiste quien formó cada parte de mi cuerpo”. Salmos 139:13 (TLA)
Dios planeó cada día de tu vida. Antes de respirar por primera vez, Dios conocía cada evento de tu vida.
Mucho antes de que fueras concebido por tus padres, fuiste concebido en la mente de Dios. No es el destino, ni la casualidad, ni la suerte, ni la coincidencia que estés respirando en este mismo momento.
Estás vivo ahora mismo porque Dios quería —con todas tus fuerzas y debilidades— que estuvieras vivo.
Si tus padres eran buenos, malos o indiferentes, Dios los usó porque tenían el ADN exacto necesario para crearte. Dios quería darte vida. Desde el principio de los tiempos, Dios ha tenido un plan para tu vida —y Él tiene un propósito que quiere que tú realices.
Nadie más podría haberte formado para ser tú.
La Biblia dice: “Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre. ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien. Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto, mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz. Me viste antes de que naciera. Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro. Cada momento fue diseñado antes de que un solo día pasara” (Salmos 139:13-16 NTV).
Dios estuvo íntimamente involucrado en tu nacimiento. Él te amó entonces y Él te amará para siempre. Tus padres pueden haber contribuido con tu ADN, pero Dios te formó. No eras un bebé más que nació. Dios personalmente planeó tu nacimiento.
Tú eres la obra maestra de Dios. Te hizo por una razón: para cumplir Sus propósitos en este mundo.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué piensas de la verdad de que Dios quería que estuvieras vivo? ¿Cuáles son algunas maneras de aplicar esta verdad en tu vida?
- Nadie podría hacerte quién eres hoy. ¿Hay áreas en tu vida donde no estás siendo tú? ¿Por qué crees que estás permitiendo que eso suceda?
No hay comentarios:
Publicar un comentario