El productor Weinstein en una aparición pública durante el 2018 |
El magnate de Hollywood afronta este lunes el caso por cinco cargos de abusos y violación
Nadie le puede quitar a Tarana Burke una sensación de victoria. “Desde el 2017, esa conversación se ha llevado más lejos y de forma más amplia de lo que jamás se había visto en la lucha para combatir la violencia sexual. Pese a que aún vemos la violencia sexual como una crisis de salud pública, ahora somos más ruidosas, fuertes y valientes que nunca”.
Los detalles
La vista oral sólo se celebra por las acusaciones de dos mujeres de entre más de 80 denunciantes
Así se expresa Burke en un artículo de opinión en el que celebra el fruto de esos once años que tuvieron que transcurrir desde que creé el movimiento que bautizó Mee Too hasta convertirse en la marca global del #MeeToo. Asegura que las chicas del inicio, que “lucen diferentes a las hoy identificadas con esa etiqueta”, gritaron en el abismo “esperando que el mundo despertara”.
Y despertó. Los gritos del abismo rebotaron por el eco, y mujeres famosas, ricas e influyentes del negocio del cine se hartaron de sufrir vejaciones en silencio.No más miedo. En octubre del 2017, The New York Times y The New Yorker abrieron la caja de Pandora. El poderoso magnate cinematográfico Harvey Weistein, intocable hasta entonces, descubrió que tenía pies de barro.
Harvey Weinstein, de 67 años, encara a partir de este lunes en el tribunal de Manhattan el juicio por cinco crímenes sexuales, entre los que figuran delitos de violación. El que fuera el productor jefe de Hollywood afronta las imputaciones de dos supuestas víctimas, a las que presuntamente asaltó en Nueva York, en el 2006 y el 2013.
Como primer gran objetivo del #MeToo, acusado por más de ochenta mujeres, en una lista en la que figuran grandes nombres de la escena, él emerge como un acosador y depredador en serie durante décadas, circunstancia que confiere a la vista oral un cierto carácter de histórica.
“Este caso es importante porque es el primero y, en este momento, la única persecución criminal de Harvey Weinstein”, afirmó Gloria Allred, la abogada que representa a acusadoras del magnate, incluida una que testificará contra él. “Es importante –remarca en declaraciones al USA Today – no por la etiqueta en internet, sino porque a muchas mujeres que alegan que son víctimas de Weinstein les gustaría que fuera responsable ante un tribunal de justicia”. Se juega pasar el resto de su vida entre rejas.
Está previsto que la primera jornada esté dedicada a cuestiones de procedimiento y, a partir del martes, se prevé iniciar la elección del jurado. Esa situación puede llevar un par de semanas y se vaticina que será compleja.La acusación tratará de que no se le cuele ningún resentido con el #MeToo, mientras que la defensa intentará descubrir a aquellos ciudadanos con prejuicios hacia el acusado y que desean su condena. Weinstein, que se declara inocente, pidió que el juicio se sacara de Nueva York.
En la sala del juez James Burke se producirá un cierto paralelismo con el juicio a Bill Cosby. Habrá más acusadoras –cuatro– que testificarán sin que haya imputación frente a la dos –una es Mimi Haleyi– que han sentado en el banquillo al exproductor. Estas testigos sin cargos servirán de ayuda para que la Fiscalía establezca una pauta de conducta depredadora. Esto se demostró clave para el veredicto contra Cosby.
Una de esas testigos de ayuda es la actriz Annabella Sciorra, de 59 años, quien denunció que Weinstein la violó en su apartamento de Manhattan en los noventa.Las otras tres se han identificado como Jane Doe 1 –atacada en el 2004, en un hotel de la Gran Manzana–, Jane Doe 2 –abusada en el 2005 en un piso neoyorquino de Weinstein– y Jane Doe 3, cuyo encuentro ocurrió en Beverly Hill, en California.
En los dos meses de juicio no se espera que suban al estrado Gwyneth Paltrow, Angelina Jolie, Salma Hayek, Ashley Judd, Rose McGowan, Lupita Nyong’o o Mira Sorvino. Esta es otra historia, pero la misma que arrancó Tarana Burke en el 2006.
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