Los síntomas más habituales de la mononucleosis son: “fiebre, dolor de garganta e inflamación del tejido linfático, sobre todo de los ganglios linfáticos del cuello”.
Hay varios agentes patógenos capaces de causar mononucleosis, aunque la mayor parte de las incidencias se deben al virus de Epstein Barr.
“En nuestro entorno, está implicado en hasta el 95% de los casos”, detalla Manuel Linares Rufo, coordinador del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
El especialista señaló que otros patógenos menos conocidos que también producen mononucleosis son “el citomegalovirus y el toxoplasma gondii, un parásito responsable de menos del 1% de los casos”.
El virus de Epstein Barr pertenece a la familia de los herpesvirus y, según explica el doctor Linares, una vez que entra en el organismo, tiene especial apetencia por los linfocitos y el tejido linfático, como los ganglios linfáticos o el bazo.
Los linfocitos son un tipo de células inmunitarias, cuya función es defender al organismo de las infecciones.
Los ganglios linfáticos y el bazo también forman parte del sistema inmunológico, es decir, de las defensas del cuerpo.
MECANISMO DE TRANSMISIÓN
Los ganglios linfáticos son unas pequeñas estructuras ovaladas, repartidas por todo el organismo. “En los ganglios linfáticos es donde las células inmunitarias que viajan por los vasos linfáticos pueden reunirse en grandes cantidades. Las células inmunitarias que viajan por la sangre se reúnen en el bazo, que está en el abdomen”, detallan desde la Sociedad Española de Inmunología.
El nombre de enfermedad del beso con el que se conoce a la mononucleosis “deriva de su principal mecanismo de transmisión que es a través de la saliva, aunque no exclusivamente”, apunta el doctor Linares.
El facultativo aclara que la enfermedad también puede transmitirse mediante la tos o los estornudos, así como al compartir utensilios de cocina, por ejemplo, vasos o cubiertos.
Los especialistas de la Asociación Española de Pediatría (AEP) exponen que la mononucleosis se diagnostica con frecuencia entre los adolescentes y los adultos jóvenes.
Asimismo, recuerdan que su contagio se produce principalmente a través de la saliva, para lo que se precisa un contacto íntimo, y esta es una circunstancia que también se da habitualmente en las guarderías.
“El período de incubación es de 15 a 50 días. Por tanto, una persona puede estar infectada con el virus semanas o meses antes de que aparezca cualquier síntoma. Los primeros síntomas pueden confundirse con una gripe, ya que suelen ser bastante inespecíficos y comunes a otras enfermedades producidas por virus”, explica Amalia Arce, pediatra del Hospital de Nens de Barcelona.
El doctor Linares precisa que los síntomas más habituales de la mononucleosis son: “fiebre, dolor de garganta e inflamación del tejido linfático, sobre todo de los ganglios linfáticos del cuello”.
El facultativo señala que la enfermedad también produce malestar general, dolores musculares y de cabeza.
Asimismo, ocasiona cansancio, que en algunos casos puede ser pronunciado. Además, la mononucleosis puede provocar dolor abdominal “que se relaciona con el aumento de tamaño del bazo o del hígado, aunque son síntomas menos comunes”, apunta.
TRATAR LOS SÍNTOMAS
En este sentido, los especialistas de la compañía de Salud, Sanitas, comentan que en los casos en los que se da la inflamación del bazo, existe el riesgo de que este pueda romperse a causa de un golpe, como el que se puede recibir al practicar un deporte de contacto.
En lo relativo a la duración de la enfermedad, el doctor Linares explica que la mayoría de las personas afectadas por la mononucleosis mejora en un periodo de tiempo que oscila entre dos y cuatro semanas. Sin embargo, afirma que “en algunos casos el cansancio se mantiene durante algunos meses más”.
El experto de Semergen manifiesta a Efe que no hay una vacuna eficaz ni un tratamiento específico contra la mononucleosis.
“Por lo tanto, nuestro enfoque es tratar los síntomas más que la enfermedad en sí. Es decir, hay que mitigar los síntomas bebiendo abundantes líquidos, comiendo de forma equilibrada y, sobre todo, descansando, pues los afectados por la mononucleosis necesitan mucho reposo. En ocasiones es necesario administrar medicamentos analgésicos o antitérmicos”, relata.
“Al ser una patología de origen vírico, los antibióticos no sirven para el tratamiento de la mononucleosis”, aclara.
De hecho, advierte de que es muy frecuente que en estos pacientes aparezca una erupción cutánea si se les administra, por ejemplo, amoxicilina, creyendo que los síntomas de la garganta podrían deberse a unas anginas de causa bacteriana.
Por último, el doctor Linares hace hincapié en la prevención, para lo que una buena higiene resulta fundamental.
“Es muy importante lavarse las manos con frecuencia”, destaca.
Otra medida necesaria para prevenir el contagio de la mononucleosis es evitar compartir vasos y cubiertos con una persona infectada. Tampoco es buena idea compartir besos.
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