lunes, 13 de abril de 2020

Los ancianos y el coronavirus: aislamiento físico, no social


Aunque no hay cifras fiables de todos los países, también en América Latina la COVID-19 se ensaña con la gente mayor. «El mensaje es que se priorice a los ancianos, a los mayores de 80 años, porque, como todos hemos visto, la gran mortalidad se da en este grupo etario», dice a DW el doctor Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), oficina regional para las Américas de la OMS. Y subraya: «El mensaje es siempre la preservación de vidas».
Salud: un derecho humano
«Vemos que en unos países la mortalidad alcanza al 5 por ciento, lo cual es reflejo de que los sistemas de salud tienen que seguir preparándose mejor, y demuestra que la inversión en salud tiene que ser constante, ya que la salud es un derecho humano».
Proteger a los ancianos es un imperativo en medio de esta crisis del coronavirus. ¿Se están tomando las medidas adecuadas para ello en América Latina? El doctor Gerardo Fasce, presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, se muestra en términos generales conforme con lo hecho en su país. «Se podrá discutir acerca de si la oportunidad, la velocidad o la organización es la más apropiada, pero eso es difícil de responder, porque esta es una enfermedad nueva. No tenemos ninguna experiencia en ninguna parte del mundo», dice a DW.
Face explica que están en contacto con colegas de Europa, de Estados Unidos y de otros países latinoamericanos, como Argentina, Uruguay y Colombia, para intercambiar experiencias. «Pero hay muchos matices que hacen que tengamos diferencias en la aplicabilidad de potenciales estrategias», aclara. Además, lamenta la «escasa calidad de los datos que se obtienen, lo que complejiza el proceso de comparaciones».
Medidas adoptadas en Chile
Ambos expertos son categóricos en afirmar que la mejor forma de proteger a los mayores del coronavirus es aislarlos. En Chile, una de las primeras medidas aplicadas fue suspender las visitas a los «establecimientos de larga estadía», como hogares o residencias de ancianos. Otra fue facilitar el proceso de vacunación contra la gripe estacional. «Normalmente se hacía a fines de marzo y se adelantó; se definieron estrategias para los grupos más vulnerables, que son, dentro de las personas mayores, los mayores de 80 años. Por ejemplo, se posibilitó que se los vacunara en sus domicilios en muchas comunas», dice el presidente de la Sociedad de Gerontología y Geriatría. Algo relevante ahora especialmente en el Cono Sur, donde los expertos prevén un invierno complejo, con la aparición de los trastornos respiratorios típicos de la temporada y las complicaciones de otros virus. «Se trata de cuadros infecciosos diferentes, pero una persona le va a ser mucho más fácil combatir una infección, que dos al mismo tiempo», dice el Dr. Fasce, subrayando que también el control de las enfermedades crónicas es de suma importancia.
Adicionalmente, las autoridades chilenas decidieron establecer un cordón sanitario para las residencias de ancianos, con protocolos mucho más rigurosos para el personal que allí trabaja.
«Se necesitan test, se necesitan equipos de protección para personal de salud. No sacamos nada con recomendar medidas para los ancianos, si nuestro personal de salud no está protegido; ellos son los que cuidan a nuestros ancianos cuando están hospitalizados», subraya por su parte el Dr. Espinel.
Los problemas del aislamiento
Las cuarentenas y el distanciamiento social son las estrategias más utilizadas para frenar el avance del coronavirus y «aplanar la curva» de contagios. El especialista de la OPS lo considera necesario, pero recuerda también los problemas que eso supone en muchos países. Recuerda que «Latinoamérica es la región más inequitativa en el mundo» y alude al hacinamiento en las favelas brasileñas o los barrios marginales de México, al igual que a los problemas sociales en lugares donde muchas personas viven de la economía informal y se ven forzadas a conseguir a diario su sustento. «Todo hay que ponerlo en la balanza. Lo que se pide son paquetes de medidas. Pero tampoco se debe caer en el pánico, porque el pánico crea más problemas», afirma.
Los problemas de la sociedad se reflejan también en el grupo de los mayores. Y, para ellos, el aislamiento social conlleva una carga adicional, en el plano psicológico: «Es muy complejo. Porque uno de los elementos más importantes para el buen envejecimiento de una persona es la participación social. Y la gran medida que se aplica contra el coronavirus pasa por restringir eso», indica el Dr. Fasce. Por eso, al igual que el Dr. Espinal, llama a la creatividad, para mantener el contacto, con llamadas telefónicas, grabaciones, videos, mensajes. También recomienda a las personas confinadas en su casa mantenerse activas, no exponerse en exceso a las noticias sobre la pandemia, y hablar de lo que sienten, para liberar la carga emocional. Al especialista no le agrada el concepto de «distanciamiento social». Y aclara que lo importante para los mayores es «el distanciamiento contacto físico, pero no el social». (few)
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