POR RICK WARREN — AGOSTO 29, 2022
“Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado”. Salmo 23:4 (NVI)
Nadie puede vivir una vida sin contratiempos. Todos enfrentaremos tormentas de vez en cuando.
La verdadera cuestión es cómo respondemos. ¿Qué sucede después? ¿Te dominan los contratiempos? ¿Dejas de intentarlo y te rindes?
Si no tenemos cuidado, los contratiempos nos llevarán a tomar decisiones inútiles:
- Desviarnos de nuestras metas. Escuchamos la vocecita interior que nos pregunta: “¿De qué sirve intentarlo?”. Entonces dejamos de esforzarnos por lo que Dios nos ha llamado claramente a hacer.
- Descartar lo que valoramos. A veces, después de un período de intenso dolor, nuestras prioridades cambian: dejamos de lado lo que antes nos importaba mucho.
- Desesperación por nuestro futuro. Pensamos que estamos condenados, que estamos acabados y que todo ha terminado.
Como pastor desde hace más de 40 años, he visto a muchas personas reaccionar a las crisis en alguna de esas tres maneras. He descubierto que la verdadera prueba de fe no es lo alto que saltas cuando cantas alabanzas a Dios, sino lo recto que caminas cuando atraviesas el valle de la sombra de la muerte.
Siempre irás a la deriva en una tormenta sin el ancla correcta. Y sólo un ancla te servirá realmente.
Uno de los pasajes más famosos de la Biblia lo dice así “Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado” Salmo 23: 4 (NVI).
La presencia de Dios es el mayor ancla en cualquier situación.
Cuando te sientas desesperado, recuerda que Dios no te ha abandonado. Haz de Él tu ancla sólida como una roca. No importa cuán oscuro sea tu valle, nunca has estado más cerca de Dios que en este preciso momento.
Cuando hago esta afirmación a las personas que están pasando por retrasos, a menudo me dicen: “Bueno, no siento Su presencia”.
Pero realmente no tiene nada que ver con cómo te sientes. La Biblia dice que Dios está ahí en tu valle más oscuro. Esa es la realidad, lo creas o no.
La Biblia nos dice: “Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor” Romanos 8:38-39 (NVI).
No importa por lo que estés pasando, Dios y su amor están a tu lado.
Esta verdad ofrece estabilidad en cualquier tormenta.
Reflexiona Sobre Esto
- ¿Qué retrasos en tu vida te han hecho dudar de la presencia de Dios?
- Cuando miras las tres formas en que los retrasos pueden llevarnos a perder nuestro camino, ¿cuál has experimentado? ¿Cómo te impactó la pérdida?
- ¿De qué manera el reconocer la presencia de Dios en medio de los retrasos te ayuda a superar esos momentos difíciles?
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