Diez razones para leer todos los días
Por lo tanto, tengo diez razones por las que creo esto; diez razones para hacer de la lectura, comprensión y memorización bíblica aspectos esenciales para la vida cristiana. Resiste los sentimientos de autosuficiencia que dicen: «No necesito la Escritura todos los días». Estas son mis diez razones.
1. La Escritura salva
«Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza. Persevera en estas cosas, porque haciéndolo asegurarás la salvación tanto para ti mismo como para los que te escuchan» (1 Timoteo 4:16).
La salvación le ha sucedido al pueblo de Dios, la salvación le está sucediendo en este momento al pueblo de Dios y la salvación sucederá completamente en la resurrección del pueblo de Dios. Está sucediendo ahora a través de un medio. Pablo dice que hay que aferrarse a la enseñanza para asegurar la salvación de sí mismo. Dios nos salva día tras día a través de las Escrituras.
2. Las Escrituras liberan de Satanás
«Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres» (Juan 8:32)
El contexto aquí es que Jesús está mostrando a los líderes judíos que, aunque piensen que no son esclavos, «Ustedes son de su padre el diablo y quieren hacer los deseos de su padre» (Jn 8:44). Satanás es tu enemigo, joven cristiano. Él es mil veces más fuerte que tú. Por lo tanto, Juan escribe a los creyentes jóvenes:
«Les he escrito a ustedes, jóvenes, porque son fuertes y la palabra de Dios permanece en ustedes y han vencido al maligno» (1 Juan 2:14).
Esta es nuestra única esperanza de derrotar a un enemigo sobrenatural. Cada vez que Jesús era tentado por el diablo (Mt 4:1-11; Mr 1:12-13; Lc 4:1-13), golpeaba con «la espada del Espíritu que es la palabra de Dios» (Ef 6:17). Él la tenía memorizada, por lo que no tenía que llevar un libro en el desierto.
Dios nos salva día tras día a través de las Escrituras
3. Las Escrituras imparten gracia y paz
«Gracia y paz les sean multiplicadas a ustedes en el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor» (2 Pedro 1:2).
El conocimiento de Dios obtenido a través de las Escrituras no es idéntico a la gracia, pero Pedro dice que es un medio de gracia. Pedro dice que si queremos tener paz y poder a través de la gracia divina, esto sucede «en el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor». Ese conocimiento se encuentra en un solo lugar: la Escritura.
4. Las Escrituras santifican
Jesús oró:
«Santifícalos en la verdad; Tu palabra es verdad» (Juan 17:17).
La santificación es el proceso de hacerse santo, es decir, llegar a ser más semejante a Cristo y como Dios, que es perfectamente santo. Esto no es opcional. Hebreos 12:14 dice: «Busquen… la santidad, sin la cual nadie verá al Señor».
No nos volvemos perfectos en esta vida, pero sí nos volvemos santos. Dios santifica a su pueblo. Jesús ora a su Padre: «Santifícalos en la verdad; Tu palabra es verdad» (Jn 17:17). No podría ser más claro o más importante.
5. Las Escrituras dan gozo
«… habiendo recibido la palabra, en medio de mucha tribulación, con el gozo del Espíritu Santo» (1 Tesalonicenses 1:6)
«En la ley del Señor está su deleite, y en Su ley medita de día y de noche» (Salmo 1:2).
La vida sin gozo es insoportable. La vida cristiana es una vida de muchas aflicciones. Pero en todas ellas, Dios sostiene el gozo y lo hace por las Escrituras.
6. Las Escrituras nos protegen del error destructivo
«Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios… Entonces ya no seremos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina» (Efesios 4:13-14).
¿Cómo pueden los jóvenes cristianos dejar de ser hojas sacudidas por los vientos y opiniones culturales y teológicas? Respuesta: «la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios»; conocimiento que experimentan no como la opinión del hombre, sino como la Palabra de Dios. Eso se encuentra en un solo lugar: las Escrituras.
Todos estamos asignados en cierta medida para manejar la Palabra de Dios
7. La Escritura es la esperanza del cielo
Lo que quiero decir con esto es que la comprensión plena, el goce pleno de la verdad de las Escrituras, solo se experimentará en el cielo.
«Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido» (1 Corintios 13:12).
El conocimiento de Dios —toda la plenitud que un ser creado puede comprender y disfrutar con toda propiedad— no nos será retenido de manera indefinida. Las frustraciones de nuestras actuales limitaciones de comprensión y disfrute serán eliminadas. Qué apropiado es, entonces, que estemos creciendo siempre en lo que será nuestra alegría final en la era venidera.
8. La Escritura será resistida por algunos
«Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, conforme a sus propios deseos, acumularán para sí maestros» (2 Timoteo 4:3).
En otras palabras, necesitamos conocer las Escrituras para que no seamos tomados desprevenidos o desorientados por falsos maestros. Necesitamos recibir las Escrituras con regularidad para estar listos para encontrarnos con aquellos que se niegan a recibirlas.
9. El manejo correcto de las Escrituras es aprobado por Dios.
«Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad» (2 Timoteo 2:15).
Ser asignado a hacer una tarea muy importante y luego encontrar al maestro dando su aprobación a lo que Él te ha pedido que hagas es algo precioso. Todos hemos sido asignados, en cierta medida, a manejar la Palabra de Dios. Qué maravillosa oportunidad de agradar al Señor.
10. La Escritura da y sostiene la vida
«No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4)
La vida espiritual, la vida eterna, al igual que la vida física, debe alimentarse, no con pan, sino con la Palabra de Dios. Si piensas que tienes la vida eterna como una especie de vacunación contra el infierno y que no necesitas alimento, no sabes lo que es la vida espiritual.
Por lo tanto, estas son diez razones por las que los jóvenes creyentes deben desear con todas sus fuerzas —con todo el poder que Dios les da— hacer que la lectura, la meditación, la comprensión y la memorización de las Escrituras sean esenciales, no negociables, en su vida cristiana.
Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Sergio Paz.