miércoles, 30 de agosto de 2023

Razones para leer la Biblia y volverse más saludable



 Estuve pensando sobre un artículo que habla de 11 razones para leer la Biblia. Estoy de acuerdo con todo lo que propone la autora, que menciona que la lectura de la Biblia nos hace más sabios; nos ayuda a vencer las tentaciones que enfrentamos todos los días; nos trae paz y es una guía para la vida; nos ayuda a estar conscientes de nuestra relación con Dios; nos enseña historia y nos hace entender la vida de Jesús; nos habla de fe y no de una religión; y puede transformar nuestra vida para bien porque nos da una nueva perspectiva.

Después de leer eso, me quedé pensando acerca de por qué leo la Biblia todos los días y cuáles son los beneficios que esa lectura ha traído a mi vida.

Empecé a leerla cuando tenía aproximadamente 11 años. Primero fue por curiosidad pues mi padre la tenía abierta en su habitación. Pero a partir de los 12 empecé a leerla a diario, junto con el libro de Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud, que la explica bajo un punto de vista espiritual y trae La llave de las escrituras, contenida en 3 capítulos: Génesis, Apocalipsis y Glosario. Este último es como un mini diccionario, pero los tres capítulos fueron y todavía son fundamentales para mi comprensión global de todos los libros que componen las Sagradas Escrituras.

Un estudio realizado por el Pew Research Center confirma que tres cuartos de los cristianos en los Estados Unidos cree que la Biblia es la palabra de Dios, y yo soy una de ellos. Lo digo porque, aunque la Biblia contiene muchos datos históricos, me baso en la palabra inspirada de la Biblia para comprender mi relación con Dios, para guiarme en las decisiones cotidianas, y para comprender la existencia, tanto en este plano humano como en la vida eterna.

Por ejemplo, el primer capítulo del Génesis dice que Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. Pero la Biblia también define a Dios de varias maneras, como espíritu, como amor, como verdad, y otros términos que no son “humanos”. Y estas definiciones nos ayudan a comprender que, por ser la semejanza de Dios, no somos meramente “humanos”, sino mucho más que eso; somos expresiones del espíritu, y por lo tanto, espirituales; del amor, y por lo tanto amorosos; de la verdad, y por lo tanto verdaderos, auténticos, dignos.

Me encanta ver en la Biblia cómo el concepto sobre Dios va evolucionando. En el Antiguo Testamento, el libro de los Reyes cuenta que Elías tiene la revelación en el monte Horeb de que Dios no está en el viento, en el terremoto, ni tampoco en el fuego, pero sí en la tranquilidad y en la paz. Eso me ayuda siempre que enfrento algún problema. Es en la paz interior donde encuentro a Dios, y desde allí puedo buscar soluciones.

Algo parecido aparece en Isaías, libro escrito por 3 profetas del mismo nombre; allí se afirma que en descanso y reposo somos salvos; en quietud y confianza está nuestra fortaleza. Como las palabras “salvo”, “salvación” y “salud” tienen la misma raíz, estas ideas de descansar, reposar, callarse y confiar totalmente en Dios también me son extremamente importantes cuando busco curación física para mí misma o para los demás.

Cuando nos sentimos salvados por Dios, cuando sentimos su amor y cuidado, encontramos la salud espiritual que se manifiesta en nuestro cuerpo. Y aun cuando quizás venga el temor o la sensación de soledad, el capítulo 41 de Isaías nos asegura que Dios es el amigo siempre a nuestro lado que dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.

A su vez, el Nuevo Testamento es para mí la mejor guía para vivir en paz con Dios, con uno mismo y con los demás. El ejemplo y las enseñanzas de Jesús, de sus apóstoles y discípulos nos muestran cómo vivir sin juzgarse a uno mismo ni a los demás, cómo sentir y demostrar el amor incondicional que sana y trae alegría, cómo vivir con honradez y contribuir a un mundo más sano, equilibrado y justo.

¿Qué es lo que puede sustentar este mundo más sano? ¿Podrían ser leyes de armonía, leyes del Amor, leyes de la creación perfecta de Dios? La palabra “ley” aparece casi 500 veces en la Biblia, y no tengo duda de que leerla buscando entender y poner en práctica esas leyes en relación a la existencia nos lleva a pensar más profundamente acerca del orden, el equilibrio y la salud, y a verlos expresados más a menudo en nuestra vida diaria.

Mi oración constante es que, al fin y al cabo, todos puedan ver y sentir que “el cumplimiento de la ley es el amor” incondicional que la Biblia nos enseña, y que sí hay muy buenas razones para leerla.

Lessa es maestra de la Ciencia Cristiana y escribe sobre la relación entre el pensamiento, la espiritualidad y la salud.

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