En el corazón de Maracaibo, una plaza se alza,
Es la Plaza Baralt, un tesoro que deslumbra.
Con su historia y encanto, su esencia palpita,
Un abrazo a la ciudad que nunca se marchita.
Sus espacios verdes, llenos de vida y alegría,
Testigos de grandezas y noches de poesía.
En sus bancos de piedra descansan mil sueños,
Mientras el tiempo fluye en sus amplios empeños.
Frente a la plaza, el Mercado de Maracaibo,
Un recinto que despierta el amor por lo autóctono.
Con su arquitectura neoclásica y majestuosa,
Recuerda el pasado y teje historias valiosas.
Las voces del mercado, melodías seductoras,
Susurran cuentos de pescadores y artesanos.
El aroma de frutas frescas y el pescado del lago,
Invitan a saborear, a vivir sin letargo.
Siglos de actividad, en cada rincón se respira,
El bullicio de quien busca, de quien vende y anima.
El Mercado de Maracaibo es un corazón latente,
Que late con fuerza, cada día, incansable y coherente.
Plaza Baralt y Mercado de Maracaibo unidos,
Sostienen la historia de un pueblo renacido.
En su pasado y presente, la esencia queda impresa,
Un lugar que revela el alma marabina, sin pereza.
A través del tiempo, estos sitios han evolucionado,
Pero su esencia y valor jamás han cambiado.
La Plaza Baralt y el Mercado de Maracaibo,
Son tesoros que enorgullecen a todo su pueblo.
Roberto Di Maso.
Pa la posteridad
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