sábado, 6 de enero de 2024

Cuál es la mejor forma de experimentar la felicidad, según la filosofía

 


La dicha es algo que buscamos diariamente y, muchas veces, la encontramos en las pequeñas cosas. Sin embargo, hay dos maneras de poder lograr experimentarla.

Muchas veces nos preguntamos qué es la felicidad. Todo el mundo habla de ella y todos la conocemos y la experimentamos, pero es difícil de definir. Muchos filósofos y pensadores intentaron indagar en los misterios de esta emoción, entre ellos podemos encontrar a Aristóteles, que pensaba que el fin último del hombre era la felicidad, o Epicuro, que creía que era el fundamento de la vida.

Pero, ¿qué dice la psicología sobre la felicidad? La psicología, a través de la revisión de la literatura filosófica y la experimentación científica, observó que la felicidad se podía experimentar de diferentes maneras. Es fácil pensar que se encuentra felicidad al salir de fiesta con los amigos o al disfrutar de unas buenas vacaciones, pero muchas personas también encuentran la felicidad en su esfuerzo, en estudiar determinada carrera o en aprender un idioma.

Juntarse con amigos es una de las formas de tener felicidad. (Foto: Adobe Stock)
Juntarse con amigos es una de las formas de tener felicidad. (Foto: Adobe Stock)

Aquí es donde entran los conceptos de eudaimonía y hedonismo, indicó el psicólogo español Alejandro Sanfeliciano, quien explicó que eudaimonía y hedonismo son términos que provienen de la filosofía, por ejemplo, ya los encontramos en Aristóteles y Epicuro a la hora de explicar la felicidad. Y a pesar de que estos términos se los apropió la psicología debido a su historia, la concepción de los mismos es distinta.

Eudaimonía, la felicidad basada en el desarrollo personal

Ahora bien, muchas de las conductas no nos aportan una felicidad inmediata e incluso suponen esfuerzo y que en determinados momentos experimentemos algunas emociones de valencia negativa características de este tipo de motivación. Pero, a pesar de eso, seguimos realizándolas con ahínco e, incluso, estamos satisfechos con las mismas. Esto es gracias a que estas conductas nos aportan un desarrollo personal, el cual se experimenta con una felicidad eudaimónica. Ejemplos de esta eudaimonía pueden ser aprender un idioma, experimentar otras culturas o explorarse a uno mismo. Para definir eudaimonía podemos recurrir a las siguientes características de la misma:

  • Búsqueda del desarrollo personal: es el aspecto clave de este tipo de felicidad. La eudaimonía es la motivación que nos incita a desarrollarnos como personas. Es la satisfacción que surge al estar orgullosos de nuestro crecimiento cognitivo, moral, emocional, etc.
  • Consecución de las metas y los propósitos: el grado de intensidad de la felicidad eudaimónica va a depender de si alcanzamos nuestras metas y propósitos. Ir alcanzando nuestros objetivos nos va a ir aportando esa felicidad que nos insta a continuar en nuestro crecimiento.
  • El esfuerzo y la motivación: estos van a ser los motores de nuestra autorrealización. Debido a que, en muchas ocasiones, nuestras metas y propósitos van a presentar problemas y emociones desagradables, necesitamos el esfuerzo y la motivación para alcanzar la eudaimonía.
  • Felicidad a largo plazo: es una felicidad que se representa con la satisfacción con uno mismo. Esa capacidad de observarse a uno mismo y estar orgulloso de su crecimiento personal. Supone más una percepción de uno mismo agradable que un estado temporal específico (como en el caso del hedonismo).

Hedonismo, la felicidad basada en el placer

El hedonismo es aquella felicidad más tangible, es la alegría que experimentamos a la hora de realizar actividades gratificantes. Se trata de la sensación de placer y de la motivación por evitar el malestar. Podemos decir que este tipo de felicidad se basa en las siguientes características:

  • Búsqueda de placer: se trata del aspecto central del hedonismo. Consiste en la búsqueda de la estimulación de nuestros sentidos y emociones. Disfrutar con los amigos, hacer un viaje, ir a un concierto, etc.
  • Percepción basada en un balance afectivo: la manera que tenemos de interpretar el hedonismo en nuestras vidas es a través de un balance de nuestras emociones diarias. De esta manera, si solemos experimentar más emociones agradables que desagradables, sentiremos una felicidad hedonista de mayor grado.
  • Mantenimiento de la satisfacción vital: para poder disfrutar del hedonismo, es necesario sentir que nuestro ambiente es agradable. Si existen problemas en nuestra familia, amigos, trabajo, etc., estos van a generar una ansiedad que afectará a nuestra felicidad hedonista.
  • Persecución de los deseos y necesidades: el hedonismo va adquirir el placer a través de la consecución de nuestros deseos y necesidades. Cumplir los deseos y satisfacer las necesidades nos va a aportar esas emociones agradables que derivan a la felicidad hedónica.
  • Felicidad a corto plazo: un aspecto esencial del hedonismo es su mirada centrada en el presente o en el futuro más inmediato. Estamos hablando del placer o felicidad espontánea que surge tras la realización de ciertas conductas. Según se va alejando el estímulo elicitador, la felicidad hedónica se va disipando.
  • Alta intensidad: la felicidad hedónica se trata de una emoción altamente gratificante y estimulante. La cual se vive con gran intensidad y entusiasmo.

Conclusiones

Ahora bien, ¿qué es mejor una felicidad hedonista o una felicidad eudaimónica? La respuesta es que ambas suelen ser una motivación en nuestras vidas. Así, son las encargadas de incentivar las conductas agradables y el desarrollo personal, respectivamente. En este sentido, parece esencial encontrar un equilibrio personal entre las dos, de manera que una no termine convirtiéndose en un obstáculo para la otra.

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Hoy en día, debido en gran parte a la sociedad de consumo en la que vivimos, basamos nuestra vida en el hedonismo, gastamos nuestros recursos de manera desmedida en placeres a corto plazo y olvidamos nuestro desarrollo personal o lo buscamos de manera indirecta a través de este consumo. Incluso, gran parte de la población detesta su vida laboral y profesional y la única satisfacción que pueden hallar es a través de los placeres hedónicos. Es importante no olvidar o dejar de lado nuestra autorrealización, ya que es la única manera de alcanzar la eudaimonía.

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