Nuestra fe en Dios crece cuando decidimos obedecerlo incluso cuando sea difícil.
11 de enero de 2024
En el versículo 1 del pasaje de hoy, la traducción al español “ve” no capta el énfasis que dice el verbo en hebreo, el idioma original del Antiguo Testamento. Esta palabra no es una sugerencia, una declaración o una petición; es una orden: “¡Ve! ¡Ahora mismo! ¡Levántate y muévete!”.
El resto del versículo 1 subraya lo que el “¡Ve!” de Dios fue para el anciano Abram. El Señor lo estaba llamando a dejar todo lo que conocía, su tierra, sus familiares y su hogar, para dirigirse hacia lo desconocido. Dios tenía un destino en mente para él y sus futuros descendientes. Y prometió mostrar el camino y hacerlo saber a Abram cuando este llegara.
El versículo 4 nos dice que Abram fue. Aunque es posible que haya tenido dudas, la Biblia no las registra. En vez de eso, el relato nos dice que Dios ordenó y Abram, por fe, obedeció.
¿Hay algo que Dios nos ha mandado hacer que tratamos como mera sugerencia o peticiones? A veces buscamos escapatorias o elegimos un “tal vez” sin ningún compromiso en respuesta a algo que Dios nos ha ordenado hacer. Abram entendió que solo había una respuesta correcta al imperativo “¡Ve!” de Dios. Fue un “Sí, Señor”, lo cual demostró su total obediencia.
Biblia en un año: GÉNESIS 36-38
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