Hulk Hogan: el gigante que enfrentó en silencio su batalla más dura
El 24 de julio de 2025, el mundo del espectáculo y la lucha libre perdió a uno de sus íconos más inmortales: Hulk Hogan. Hoy, finalmente, se ha confirmado la causa de su partida: infarto agudo al miocardio.
Pero la historia no termina ahí.
Según el informe forense del condado de Pinellas, Terry Gene Bollea —el verdadero nombre del hombre detrás del mito— estaba enfrentando en silencio dos diagnósticos graves: leucemia linfocítica crónica y fibrilación auricular.
Nunca lo dijo. Nunca lo compartió. Nunca buscó lástima. A pesar de que en sus últimas apariciones lucía más delgado, más frágil, seguía apareciendo en eventos, firmando autógrafos, subiendo fotos con sus fans y lanzando mensajes optimistas.
El día que se apagó su luz, los paramédicos llegaron a su casa en Florida por un paro cardíaco. Fue trasladado al hospital, pero no pudieron reanimarlo.
Se fue así, sin hacer ruido. Pero dejando tras de sí un legado imposible de ignorar.
Con su cinta amarilla en la frente, su bigote inconfundible y esa energía que parecía no acabarse nunca, Hogan no solo llenó estadios. Fue la cara de una época. Un símbolo del entretenimiento de los 80 y 90. El héroe de miles de niños que lo veían en la televisión romper esquemas y rivales por igual.
"Whatcha gonna do when Hulkamania runs wild on you?"
Una frase. Un rugido. Una era.
Fue querido, fue criticado, fue polémico, fue leyenda. Pero jamás fue invisible. Donde estuviera Hulk Hogan, todos sabían que pasaba algo grande.
Hoy, las redes se llenan de homenajes. Deportistas, artistas, fanáticos. Todos con algo que decir, todos con una historia que contar.
Ric Flair, su amigo, rival y hermano del alma, escribió un mensaje que dice más que mil combates:
"Gracias por tu amistad y tu legado. Te amo, hermano".
Hulk Hogan ya no está entre nosotros. Pero su figura, su voz, su espíritu… seguirán corriendo salvajes por nuestra memoria.
Hasta la siguiente historia, campeón.
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