“Qué alegría para los que reciben su fuerza del Señor” (Salmo 84:5 NTV).
¿Estás cansado? Tal vez estás corriendo como en vapor. Estás muy cansado. Al final del día, estás agotado y te estás quedando sin energía, y la razón por la cual es realmente simple: eres un ser humano.
Tu fuerza es limitada. Pero la fuerza de Dios es ilimitada. Tu fuerza es finita. Pero la fuerza de Dios es infinita. Tu fuerza es agotable, ¡por eso te agotas! Pero la fuerza de Dios es inagotable. Dios nunca se queda sin energía. Dios nunca se cansa.
El Salmo 84:5 dice: “Qué alegría para los que reciben su fuerza del Señor” (NTV). ¿Quieres la bendición de Dios en tu vida? Entonces necesitas depender de Dios para tu fuerza.
Uno de los cristianos más famosos del siglo XIX fue un tipo llamado Hudson Taylor. Fue un misionero en China, y fue un gigante espiritual y un hombre brillante. En su vejez, perdió su salud y se debilitó bastante. Escribió una carta a un amigo que decía esto: “Estoy tan débil que ya no puedo trabajar. Soy tan débil que ya no puedo estudiar. Soy tan débil que ya no puedo leer mi Biblia. Ni siquiera puedo orar. Solo puedo recostarme en los brazos de Dios como un niño pequeño en confianza“.
En algún momento de tu vida, puedes ser tan débil que ni siquiera puedes orar, leer la Biblia, ir a un estudio de la Biblia, trabajar o realmente hacer algo. ¿Qué haces en esos momentos? Descansas en la fuerza del Señor, en sus brazos como un niño pequeño, y confías.
La debilidad puede ser algo bueno en tu vida si te hace depender de Dios. En 2 Corintios 12:8-10, Pablo dice esto: “Tres veces le supliqué al Señor que se lo quitara. Cada vez que él decía, ‘Mi gracia es todo lo que necesitas. Mi poder funciona mejor en la debilidad “. Así que ahora me alegro de jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda obrar a través de mí. Por eso me complacen mis debilidades y los insultos, las dificultades, las persecuciones y los problemas que sufren por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (NTV).
Esa es la paradoja de depender de Dios: cuanto más débil eres, más dependes de él. Y cuanto más dependes de Dios, más fuerte te volverás.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Por qué es difícil admitir o mostrar debilidad?
- ¿Cómo nuestra cultura perpetúa la idea de que tenemos que ser fuertes todo el tiempo?
- ¿Qué significa depender de la fuerza de Dios? ¿Cómo se vería eso en tu vida?
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