“Pero (José) al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Advertido por Dios en sueños, se retiró al distrito de Galilea, y fue a vivir en un pueblo llamado Nazaret”. Mateo 2:22-23a (NVI)
Mucha gente piensa que vivir una vida obediente de fe significa poner tu mente en neutro y dejar que Dios te dirija donde quiera, como si fueras un robot. Eso no es cierto en absoluto.
La Biblia dice: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas y con toda tu mente” Lucas 10: 27a (NVI). Tienes que involucrar tu cerebro con Dios y vivir el tipo de vida que Él tiene para que vivas.
Esto es lo que José hizo cuando obedeció el mandato de Dios de regresar a Israel. José oyó que el hijo de Herodes reinaba en Judea, por lo que tuvo miedo de ir allí. “Pero (José) al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Advertido por Dios en sueños, se retiró al distrito de Galilea, y fue a vivir en un pueblo llamado Nazaret” Mateo 2:22b-23a (NVI).
Nazaret es donde la Biblia profetizó que Jesús iba a vivir, así que José estaba exactamente en el centro de la voluntad de Dios. Y llegó allí mirando la situación —la política, el hijo de Herodes como gobernante. Se dio cuenta de que no era un lugar seguro para estar y dedicó su mente a Dios para tomar la decisión correcta.
Entonces, ¿dónde debemos obtener el mandato de Dios para nuestras vidas? Es posible que no tengamos ángeles que se presenten para guiarnos, pero sí tenemos cientos y cientos de páginas de la Palabra de Dios. Para vivir una vida de obediencia, necesitamos conocer lo que Dios nos ha dicho.
Jesús habló de esto en Mateo 7:24: “Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca” (LBLA).
Tenemos la Palabra de Dios para ayudarnos a vivir una relación con Él. No es un libro seco de direcciones. Es la carta de amor de Dios para nosotros, una carta de instrucción del Padre que nos muestra cómo vivir la clase de vida que quiere darnos.
Al leer la Palabra de Dios, te animo a orar el Salmo 119:34: “Dame entendimiento para guardar tu enseñanza; ¡quiero obedecerla de todo corazón!” (DHH).
Reflexiona sobre esto:
- ¿Por qué crees que Dios quiere que involucres tu cerebro cuando le obedeces?
- ¿Qué necesitas hacer para crear espacio en tu vida para estudiar la Palabra de Dios?
- ¿Cómo revela tu vida que deseas la sabiduría de Dios?
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