Llevaba cinco años en la Comisión de Salud y comenzará a discutirse en enero del 2021
“Hablé con parlamentarios, traté de influir, de hacer ver nuestro punto de vista…necesité la fuerza de la Iglesia, no la encontré y me sentí nuevamente solo, “como una voz en el desierto”, como tantos católicos que esperan ese grito profético de los pastores”.
Esta es parte de la carta que publicó el padre Enrique Opaso, de la Diócesis de Valparaíso, ante la aprobación de la idea de legislar una ley de eutanasia en Chile.
Este proyecto de ley que permite poner fin a la vida se encontraba en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados desde hace más de cinco años. Sin embargo, en el 2019 pudo salir de esa instancia y prensentarse en la sala de la Cámara donde se comenzaría a discutir en enero del 2021.
La eutanasia no será nunca cuidado paliativo
Una vez conocida la noticia y después de la publicación de la carta del P. Enrique en el diario El Mercurio, comenzó una ola de publicaciones en esa misma línea en distintos periódicos del país.
Es así como Ximena Farfán de la ciudad de Concepción (Región del Bio Bio) expresó que “Se argumenta que la ley actual “obliga a los pacientes a sufrir”, por ello hay que provocarles la muerte, sin embargo, considero que lo urgente es legislar para contar con una ley de Cuidados Paliativos Universales en Chile, que pueda otorgar cuidados humanizados y de calidad, que permita de verdad darle a la muerte la dignidad que merece. La eutanasia no será nunca cuidado paliativo”.
Mónica Gana, directora ejecutiva de Fundación Casa Familia que acoge niños con cáncer, nos dice “en Chile, contamos con acceso y cobertura de cuidados paliativos solo para los pacientes con cáncer. Pero las personas con otro tipo de patologías crónicas o incurables no cuentan con cobertura GES (garantías específicas de salud) la que permite gratuidad o el pago a bajo costo de estos tratamientos. Por tanto un porcentaje importante de la población que no tiene acceso al manejo del dolor y otros síntomas. Lo fundamental es abogar por una buena ley de cuidados paliativos”
Se oscurece el significado de la vida
Los obispos de Chile emitieron una semana después de la aprobación por parte de la Cámara una declaración. A juicio de los pastores, la práctica de la eutanasia atenta siempre contra los derechos inherentes y connaturales a todo ser humano y es una forma moderna de violación de los derechos fundamentales.
«Con la eutanasia se oscurece el significado profundo de la dignidad humana, haciéndola aparecer como si condujese al bienestar subjetivo. De esa forma, la dignidad humana es reducida a un simple bien disponible como otros», añaden, aludiendo a lo que el Papa Francisco ha denominado “la cultura del descarte”. Considera la vida humana como susceptible de ser desechada y a los excluidos como desechos, sobrantes.
«Quienes pagan los costos de esta lógica son justamente las personas más frágiles y muchas veces más pobres, respecto de las cuales tenemos como sociedad mayor obligación», señala la declaración. El Comité Permanente del Episcopado de Chile recuerda que la Iglesia ha estado y seguirá estando, Dios mediante, siempre cerca espiritualmente del sufrimiento que viven, tanto la persona que padece una enfermedad incurable como sus familiares, acompañándoles en este doloroso proceso. Estiman necesario «promover todas las instancias posibles de alivio, especialmente los cuidados paliativos, y trabajar para que estos servicios lleguen a la mayor cantidad de personas posibles, especialmente los más pobres».
Por la dignidad
Al mismo tiempo, llaman «a los laicos y laicas que creen en la vida, a hacer oír su voz, desde la academia y el mundo profesional, desde las organizaciones sociales y comunitarias, respecto de qué consideramos “digno” para el ocaso de nuestras vidas. Si queremos que la dignidad se haga costumbre, dialoguemos este delicado tema con profundo respeto, sin descalificaciones, procurando siempre buscar aquello bueno y verdadero que existe en quien piensa distinto».
Finalmente, estiman que a la sociedad chilena le hace bien que todos puedan expresar sus diversas y legítimas visiones, y que ellas «se manifiesten como se hace en una sociedad democrática: con respeto, de cara a la gente, con la recta intención de cuidar el bien común». Y piden a Dios que ilumine y mueva los corazones de quienes están llamados a decidir en tan delicadas materias, «sabiendo que un paso mal dado en estos ámbitos tiene siempre graves consecuencias en el futuro, como lo prueba la historia».
En abril del 2021 el país del Cono Sur vivirá un hecho histórico al elegir a los convencionales constituyentes, quienes serán los encargados de redactar la nueva Constitución. Sin duda la vida, familia y el derecho de los padres a educar serán temas que se debatirán y quedarán consagrados en esta nueva carta magna; aquí los los católicos chilenos no pueden estar ausentes.
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