Ante una realidad marcada por la incertidumbre y la confusión, el estoicismo nos permite asumir el control de lo que más importa: nuestra mente. Gracias a esta escuela filosófica podemos aprender valiosas técnicas para regular el estrés. ¿Quieres conocerlas?
Si hacemos un pequeño repaso por los libros de autoayuda, descubriremos que muchos de ellos siguen la estela del estoicismo. Hay algo que nos atrae de esta escuela de vida creada por Zenon de Citio y a la que se adhirió Séneca y, cómo no, el emperador Marco Aurelio. Es más, una parte de la psicología cognitiva conductual se nutre de este enfoque filosófico.
Si bien es cierto que han pasado más de dos mil años desde que Crisipo de Solos o Epicteto nos dejaron su obra sobre esta corriente, parece que es ahora cuando más la necesitamos. Muchos advierten que la moda del estoicismo es casi una locura, pero tiene su razón de ser. Vivimos tiempos de grandes incertidumbres, cambios y confusión.
Cuando la vida tiembla, la mente también lo hace, no sabemos a qué aferrarnos y entonces, de esas grietas emergen el estrés y la ansiedad. Más que placer, necesitamos seguridad. Si el epicureísmo ensalzaba el hedonismo, en la actualidad tenemos una mayor necesidad de desarrollar habilidades de afrontamiento y resiliencia. El estoicismo puede ayudarnos.
Técnicas del estoicismo que te permitirán manejar el miedo y las preocupaciones
Algo que nos enseña las raíces del estoicismo es que todos podemos alcanzar el bienestar a través del control de la mente. Dimensiones como la angustia se pueden mitigar mediante la aceptación de todo aquello está fuera de nuestra capacidad de control. También mediante un enfoque orientado a la contemplación y a un cambio en la actitud.
Es muy posible que más de uno se pregunte si realmente, al desempolvar esta vieja filosofía, logramos algo concreto y objetivo. ¿Son las técnicas del estoicismo válidas y efectivas para manejar el estrés, la ansiedad o la infelicidad? Bien, investigadores del Laboratorio de neurociencia afectiva y cognitiva de Birkbeck se hicieron esta misma pregunta.
Nos gustará saber que este enfoque originado en el período helenístico proporciona un beneficio sustancial en aquellas personas con tendencia a la preocupación excesiva. Es una herramienta de gran valor cognitivo digna para los tratamientos psicológicos actuales. ¿Por qué no ponerla en práctica? ¿Por qué no valernos de estas herramientas para lidiar con el estrés?
1. Reformula: no eres lo que piensas
Los estoicos nos enseñaron que un modo de mantener el control en situaciones adversas es mediante la templanza y la serenidad. Para ello, es conveniente dominar a nuestra mente y lo que sucede en ella.
Así, muchas veces, el sustrato del estrés y la ansiedad reside en esa obsesión nuestra por dar valor a todo lo que pensamos. “Soy torpe, todo saldrá mal, no valgo para nada, el mundo me supera, soy un fracaso”…
Es momento de entender que no somos lo que sentimos o pensamos. Somos la persona que contiene esas ideas nocivas y, por tanto, tenemos el poder de cambiar esa dinámica adversa y desgastante. Dejemos de dar valor a lo que inventa ese juez interno tan negativo y cruel que nos quiere cautivos del fracaso y el miedo.
2. Manos a la obra: si algo te preocupa… Ocúpate
Entre las técnicas del estoicismo para manejar el estrés nunca falta este principio básico de bienestar. En lugar de caer en el laberinto infinito de la preocupación, desarrollemos estrategias para solucionar lo que nos inquieta. La mente, si la dejamos, es como un agujero negro engullendo toda esperanza y valía arrastrándonos hacia la oscuridad.
No nos dejemos llevar por la inercia de esa fuerza gravitatoria, porque estaremos perdidos. Evitemos alimentar la negatividad y el catastrofismo y seamos capaces de buscar salidas originales a lo que nos preocupa.
3. Divide y conquistarás
¿Eres capaz de discriminar lo importante de lo prioritario? ¿Sabes clarificar qué escapa a tu control y qué es lo que sí puedes dominar? Los estoicos definieron la dicotomía del control como la principal estrategia del bienestar humano.
Consiste en separar todo aquello que sí está bajo nuestro dominio, de aquello que concierne a otras parcelas que escapan del todo a nuestro control y que, por tanto, debemos aceptar.
Asimismo, para reducir la abrumadora carga del estrés, es esencial que sepas priorizar. Hay muchas tareas, supuestas obligaciones y hasta personas que solo son artificio en tu vida, que te generan sobrecarga. Es hora de liberar pesos de tu día a día…
4. Disecciona tu mente
A la hora de comernos una manzana, una cereza, un melocotón, siempre somos conscientes de que esos manjares tienen una parte en sus pulpas que no son comestibles. A menudo las abrimos y diseccionamos para eliminar el hueso, las pepitas. Con nuestra mente (metafóricamente) deberíamos hacer lo mismo.
Muchas de las cosas de las que te preocupas no son útiles y hasta te hacen daño al “masticarlas” una y otra vez en tu mente. Así que hazlo, disecciona tus pensamientos y elimina de ellos lo que no es útil, lo que no nutre tu actitud, tu esperanza, tu razón de ser…
5. Distancia cognitiva
Entre las técnicas del estoicismo para regular el estrés esta es una de las más útiles. Como dijo Epicteto una vez, no son las cosas las que nos molestan, sino nuestras opiniones sobre esas cosas. La forma en que interpretamos lo que nos sucede es lo define nuestro estado de ánimo.
Marco Aurelio ya hablaba en su día de la necesidad de separar nuestros juicios de los eventos externos. Esta idea se traduce ahora en recurso que definimos como distanciamiento cognitivo y que nos sugiere que procuremos mirar nuestra realidad con menos sesgos y desde una mayor distancia emocional. Solo cuando tomamos mayor perspectiva de lo que nos envuelve descubrimos que nada es tan amenazante como parece.
6. Aférrate al presente
Hay otra enseñanza que nos legó Marco Aurelio en su obra Meditaciones. Es la que hace referencia a la importancia de focalizar la mente en el presente para reducir la carga de la preocupación. Las personas tenemos la tendencia inconsciente de habitar casi de forma persistente en el futuro.
En un mundo tan incierto, es común alimentar temores, preocupaciones y películas de lo más tortuosas sobre lo que nos traerá el mañana. Evitémoslo. Adoptemos una mirada más estoica y focalicémonos en el aquí y ahora, lo único que podemos controlar y donde podemos aplicar una actitud más serena, confiada y segura.
7. Búscate un pasatiempo, mantente activo
Ejercita tu cuerpo y tu mente, muévete, conquista nuevas aficiones y pasiones, dale motivantes a tu cerebro. Algo tan sencillo como caminar a diario reduce infinitas cargas del estrés. Una nueva amistad, descubrir otras parcelas de conocimiento o de prácticas enriquecedoras, son formas catárticas de sentirnos mejor.
Los estoicos nos dejaron un modelo de vida que podemos usar en nuestro beneficio. Su objetivo en esta existencia consistía en lograr un adecuado equilibrio interno, en el que canalizar la energía de forma virtuosa. Para ello, controlaban su mente y regulaban sus emociones para aceptar todo aquello que pudiera traerles el destino; lo bueno y también lo malo.
Esa sabiduría ancestral nos es tan útil como inspiradora en la actual vida moderna. Aplicarla puede ser un gran cambio.
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