Seven-Eleven, la cadena de tiendas de conveniencia más grande del mundo, tiene en Japón una historia que transformó por completo la vida urbana del país. Aunque su origen está en Estados Unidos con la primera tienda abierta en Dallas en 1927fue en Japón donde alcanzó su mayor desarrollo y éxito.
La llegada a Japón se dio en 1974, cuando la empresa Ito-Yokado, una cadena japonesa de supermercados, firmó un acuerdo con la estadounidense Southland Corporation para abrir la primera tienda en Tokio. Desde el inicio, la adaptación al estilo de vida japonés fue clave: horarios extendidos, productos locales y un servicio enfocado en la practicidad.
Con el paso de los años, Seven-Eleven dejó de ser solo un lugar para comprar bebidas o bocadillos. Introdujo innovaciones como los bentō (cajas de comida preparada), cajeros automáticos, el pago de facturas y servicios de paquetería, convirtiéndose en una extensión de la vida cotidiana. Su modelo de negocio se basó en reabastecimientos frecuentes y análisis detallado de la demanda, lo que garantizó estantes siempre actualizados.
En los años 90, cuando la empresa matriz en Estados Unidos atravesaba dificultades financieras, fue precisamente el grupo japonés quien la rescató. Hoy en día, Seven & i Holdings, la compañía matriz japonesa, controla la marca a nivel mundial.
Actualmente, Japón cuenta con más de 21,000 tiendas Seven-Eleven, lo que la convierte en la red más amplia de todo el país. En ciudades como Tokio u Osaka, es común encontrar varias sucursales en la misma calle. Para muchos japoneses, estas tiendas representan un lugar confiable, abierto casi siempre 24 horas, donde se puede encontrar desde alimentos frescos hasta trámites básicos del día a día.
La historia de Seven-Eleven en Japón es la de una empresa extranjera que, al adaptarse profundamente a la cultura local, terminó reinventándose y conquistando al país hasta convertirse en un símbolo de la vida moderna japonesa.
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